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martes, 23 de octubre de 2007

EDUARDO ORAMAS; maestro del Juego del Palo y de la mano

Antonio Cabrera nos acerca a la figura de este gran maestro tinerfeño del Palo Canario y del poco conocido "juego de la mano". Natural de la comarca sureña de Abona, ya octogenario, Eduardo Oramas Alayón es un referente sin duda alguna de nuestras prácticas tradicionales de origen amazighe.

Eduardo Oramas Alayón, maestro de juego del palo y de la mano (Aldea Blanca, San Miguel de Abona, 1923) ha desempeñado casi todos los oficios a lo largo de su dilatada vida laboral: agricultor en Arico, cabuquero en Gran Canaria, albañil, carpintero, paredero, herrero, camellero, leñador. Como dice él mismo, “maestro de todo y aprendiz de nada. He hecho de todo menos descansar”. Actualmente vive en El Fraile (Arona) y todavía hoy hace trabajos en su taller como artesano del hierro.

En los últimos años, ya octogenario, se manifiesta como un extraordinario y singular maestro de varios juegos tradicionales con las manos y palos. Los juegos tradicionales a través de su sistema de defensa personal se desarrollan en base a cuatro modalidades diferentes: juego de manos, juego del palo estilo Lucio, juego del palo chico y juego del palo corto o escondido. Es su abuelo materno, Federico Alayón Delgado (1856-1940), quien lo inicia en los juegos tradicionales que guardaban, en aquella época –finales de los años treinta del siglo pasado–, una relación directa más con la defensa personal que con la exhibición.

El segundo maestro que tiene es Lucio Rodríguez Gómez (1887-1962), que le enseña un juego del palo correspondiente a la modalidad de palo medio. Se practica con un palo que llega a la altura de la cintura, un metro aproximadamente, se coge con las dos manos por un extremo, no especifica si por la punta o el trozo. Pertenece al contexto del juego que hacía maestro Pedro –del cuento Que te pierdes Pedro de Benito Pérez Armas–, que no anda con filigranas sino que va al grano, buscando la mayor eficacia y contundencia en el menor tiempo. Podríamos decir, entonces, que no es un juego de exhibición desarrollado para ser visto. No se deja jugar, se bloquea el juego del otro.

De las cuatro modalidades de juegos tradicionales que conoce, Eduardo Oramas considera que la mejor forma de defensa personal es la combinación del palo con el juego de manos. El palo chico es de unos 75-80 centímetros y el corto o escondido, de 35-40 cm. Estas dos modalidades constituyen para el maestro el centro de mayor atención e interés en el desarrollo de su actual escuela.

Don Eduardo nos cuenta que en el juego de palo chico no tuvo maestros. Acortó el palo del estilo Lucio lo suficiente como para manejarlo con una mano sola y así le quedaba la otra libre para usar mañas del juego de manos. Su tamaño es de unas tres cuartas, palmos, y cuatro dedos. Y en el desarrollo del juego se usan tanto mañas solo de palo como la combinación de éstas con la mano. Es un estilo de distancias cortas que pasa rápido al cuerpo a cuerpo donde vale casi todo. Contiene una rica variedad de estrategias en su conjunto.

El tamaño del palo corto viene determinado por la necesidad de ocultarlo en el cuerpo escondido debajo de la ropa. Su medida es de dos palmos, unos 35 ó 40 cm. En los bailes con frecuencia aparecían las peleas; nadie sabía como empezaban, pero se decía que si no había, el baile no servía. Las mañas de este juego son las mismas del palo chico con las limitaciones que se derivan de un palo más corto, pero al mismo tiempo una mayor facilidad para entrar y ejecutar los movimientos. Las distancias se reducen y hay más cuerpo a cuerpo.

En el palo corto también existe la variante de jugar con dos palos, uno en cada mano. Al estar ocupadas las dos manos no aparecen mañas del juego de manos, aunque están presentes en el conjunto del movimiento si consideramos al palo como una pequeña prolongación de la mano.

La Escuela de Juego del Palo y de la Mano de Eduardo Oramas Alayón nace en mayo de 2005, cuando decide enseñar sus juegos a otras personas, componentes de la escuela de juego del palo (estilo Déniz) de la comarca de Abona y a su sobrino nieto, Cayo. La aportación que realiza este maestro chasnero significa un extraordinario enriquecimiento para el patrimonio de los juegos tradicionales de Tenerife y de Canarias, pues viene a completar las modalidades conocidas con otras dos de las que nos faltaba información: la del palo chico y la del palo corto o escondido.

Antonio Cabrera Expósito (*Miembro de la Escuela de Juego del Palo de Abona)

Extraído de www.pellagofio.com

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